BIODIVERSIDAD
PATRIMONIO UNIVERSAL
Si como es de esperar, el de la
biodiversidad es un tema de discusión en la mesa de negociaciones entre el
estado y la guerrilla y un tema prioritario del posconflicto, nuestra opinión
es que debe tratarse como un tema de interés global y no solo como de la
competencia particular de la nación colombiana. La obligación que tenemos los
colombianos (y ojalá así quedé consignado en los acuerdos) es la de defender
nuestra biodiversidad como un patrimonio de la humanidad y no con el espíritu
chovinista de que solo forma parte de nuestro patrimonio particular.
Entenderlo de esta manera, sí le daría consistencia a la defensa de
“nuestra” biodiversidad, y nuestras políticas al respecto, tendrían un impacto
universal. Como el capitalismo transnacional se pasea por el mundo como una
mancha oprobiosa de destrucción ambiental, con el pretexto de que la economía
se globalizó, se encontraría en Colombia con un estado facultado por una
legislación rigurosa que contempla la defensa del medio ambiente y de los
recursos naturales no como un derecho de su exclusiva competencia sino como uno
de carácter universal. Esa si sería una verdadera globalización porque todos,
hasta la especie más humilde del planeta, formamos parte de esa biodiversidad,
y el deterioro y la defensa que de ella hagamos, en cualquier lugar donde
ocurra, tiene sus repercusiones en la globalidad del planeta. Las empresas
multinacionales no pueden seguir invadiendo el mundo, tras el incremento de sus
capitales, posando de defensoras del medio ambiente, sin encontrar
legislaciones de carácter universal que endurezcan las condiciones de su
penetración y que develen el carácter antiecológico de sus actividades. Con un
espíritu de ese tenor se debe negociar en un proceso de paz y de posconflicto
el tema de la biodiversidad, con la cual nosotros los humanos mantenemos desde
tiempos remotos una relación no de armonía sino de conflicto permanente. En
Colombia tenemos condiciones óptimas para defender el medio ambiente pero no con
el criterio insano de sacarle provecho económico sino con el muy noble de
garantizarle al hombre el derecho a la supervivencia en el planeta. Lo que no
podemos seguir siendo es verdugos de nosotros mismos. Lograr la paz con la
naturaleza es lograrla con nosotros mismos. Esa es la verdadera clave de una
convivencia sana y duradera, y los procesos de paz que se avecinan son una
bonita oportunidad para intentarlo.
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