sábado, 10 de noviembre de 2012


   BIODIVERSIDAD PATRIMONIO UNIVERSAL  
    Si como es de esperar, el de la biodiversidad es un tema de discusión en la mesa de negociaciones entre el estado y la guerrilla y un tema prioritario del posconflicto, nuestra opinión es que debe tratarse como un tema de interés global y no solo como de la competencia particular de la nación colombiana. La obligación que tenemos los colombianos (y ojalá así quedé consignado en los acuerdos) es la de defender nuestra biodiversidad como un patrimonio de la humanidad y no con el espíritu chovinista de que solo forma parte de nuestro patrimonio particular.
Entenderlo de esta manera, sí le daría consistencia a la defensa de “nuestra” biodiversidad, y nuestras políticas al respecto, tendrían un impacto universal. Como el capitalismo transnacional se pasea por el mundo como una mancha oprobiosa de destrucción ambiental, con el pretexto de que la economía se globalizó, se encontraría en Colombia con un estado facultado por una legislación rigurosa que contempla la defensa del medio ambiente y de los recursos naturales no como un derecho de su exclusiva competencia sino como uno de carácter universal. Esa si sería una verdadera globalización porque todos, hasta la especie más humilde del planeta, formamos parte de esa biodiversidad, y el deterioro y la defensa que de ella hagamos, en cualquier lugar donde ocurra, tiene sus repercusiones en la globalidad del planeta. Las empresas multinacionales no pueden seguir invadiendo el mundo, tras el incremento de sus capitales, posando de defensoras del medio ambiente, sin encontrar legislaciones de carácter universal que endurezcan las condiciones de su penetración y que develen el carácter antiecológico de sus actividades. Con un espíritu de ese tenor se debe negociar en un proceso de paz y de posconflicto el tema de la biodiversidad, con la cual nosotros los humanos mantenemos desde tiempos remotos una relación no de armonía sino de conflicto permanente. En Colombia tenemos condiciones óptimas para defender el medio ambiente pero no con el criterio insano de sacarle provecho económico sino con el muy noble de garantizarle al hombre el derecho a la supervivencia en el planeta. Lo que no podemos seguir siendo es verdugos de nosotros mismos. Lograr la paz con la naturaleza es lograrla con nosotros mismos. Esa es la verdadera clave de una convivencia sana y duradera, y los procesos de paz que se avecinan son una bonita oportunidad para intentarlo.      

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